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jueves, 11 de junio de 2015

La música, el lenguaje universal

"La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido" LeonardBernstein

Confianza, placer, euforia, tranquilidad, recuerdos de momentos y lugares... Estas son sólo algunas de las variadas e intensas emociones y sensaciones que provoca en los seres humanos la música, esa singular combinación de melodía, ritmo y armonía, que según el escritor Oscar Wilde era "el arte más cercano a las lágrimas y los recuerdos". Escuchamos antes de que podamos ver y oler, y es desde el estado embrionario cuando se captan los primeros sonidos procedentes del latido del corazón o la respiración de la madre. Nada más nacer, nos adentramos en un océano de sonidos y vibraciones que nos acompañará el resto de nuestra vida.


Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde los comienzos de la humanidad. A lo largo de la historia, la vida del hombre ha estado complementada e influenciada por la música. La música ha sido y es un medio de expresión y comunicación no verbal, que debido a sus efectos emocionales y de motivación se ha utilizado como instrumento para manipular y controlar el comportamiento del grupo y del individuo.  La música nos hace llorar, reir y enamorarnos... A diferencia de la palabra hablada, la música conecta directamente con nuestro subconsciente, con el lado más primitivo de nuestro cerebro, y es capaz de hacer que genere endorfinas, adrenalina o se modifiquen nuestros niveles de serotonina. La música ha tenido un papel preponderante, a nivel evolutivo, en el sentido de que es un lenguaje universal, que nos sirve para expresar lo que sentimos, y desde siempre ha sido un elemento socializador y presente en todo tipo de actos, rituales, ceremonias o celebraciones.

Independientemente de los efectos que en el ser humano provoca, la música también influye de manera directa en plantas y animales. En 1968 Dorothy Retallack, organista y soprano norteamericana, llevó a cabo un experimento con calabazas de verano. En dos ambientes separados se transmitían dos estilos musicales: rock y música clásica. Al cabo de ocho semanas las diferencias no pasaron inadvertidas, las semillas expuestas a piezas deBeethovenBrahms y Schubert, habían dirigido sus tallos al equipo transmisor de sonido, e incluso se enroscaron alrededor del mismo. Por su parte, las expuestas a música rockestresante, crecieron en dirección opuesta al equipo de sonido tratando de trepar por las paredes resbaladizas de su caja de cristal y consumiendo mucha más agua. La música no sólo parece intervenir en el crecimiento de las plantas, experimentos llevados a cabo en Suiza con vacas lecheras, donde eran expuestas a música clásica mientras se ordeñaban, determinaron que la producción de leche aumentaba debido a que se encontraban más relajadas. Sin embargo, es en el ser humano donde la música alcanza su máxima expresión.

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